lunes, 22 de agosto de 2011

PREDICAR CON EL EJEMPLO


Gracias a las comprometidas enseñanzas que deposita en quien suscribe el perenne, pero no por ello menos valedero, paso del tiempo sabio, que acerca erudiciones genuinas de un camino recorrido junto a los grandes hombres de las más recónditas ciencias, y también las experiencias recogidas de aquellos frívolos y vulgares señores de provincias de quienes incluso, siempre en circunstancias propicias, se puede aprender más que de tanto ignoto literato pedestre ante carruajes nobiliarios, he de dirigirme a todo mi vasto querido alumnado fiel, prístino oyente en fulgor de juventud, virginal de ilustradas contaminaciones, para decirles que cuando el humano espíritu sucumbe ante las impías y voraces fauces de la nocturnidad y el reloj señala el momento en que la pluma impaciente reclama verdades, es aconsejable, queridos míos, sin más miramientos, abordar la escritura de un texto de la manera más sencilla posible.

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